Sabemos que correr ayuda a mantener la forma física y trae múltiples beneficios para el organismo, de forma moderada mejora incluso la calidad de nuestra piel. Sin embargo, hacerlo con mayor intensidad y al aire libre, traen consigo consecuencias para el rostro, como el aceleramiento en el proceso de envejecimiento, debido a factores como la polución y el sol, etc… El aumento de los radicales libres provoca el incremento de la destrucción de las fibras de colágeno y elastina, encargados de mantener la elasticidad y firmeza de la piel, provocando una aceleración de la oxidación de las células.
¿Cuáles son las características de la cara runner?
-Deshidratación. A causa del aumento de la sudoración. La repercusión de los factores medioambientales como el sol, el viento, el calor… favorecen la aceleración del proceso de envejecimiento.
-Mayor flacidez facial. Al correr se consume una gran cantidad de oxígeno, lo que aumenta la oxidación del organismo y, esto provoca una disminución en la producción de colágeno y elastina.
-Pérdida de grasa facial. Se hace más evidente en las mejillas, estas «se hunden» y el rostro presenta un aspecto más delgado y demacrado.
-Afinamiento de la epidermis y arrugas acentuadas. Con la perdida de grasa, la piel también adelgaza volviéndose más fina, aparecen las arrugas y, en consecuencia un aspecto más envejecido.
-Manchas. Hacer deporte al aire libre, obliga a una mayor exposición solar. Esto empeora o favorece la proliferación de las hiperpigmentaciones en el rostro.
Para concluir comentar que podemos mantener un cuerpo tonificado y firme, sin necesidad de que transforme nuestro rostro de forma drástica y acabe adorado con arrugas. Ejercitar el cuerpo de forma moderada, cuidar nuestra dieta, descansar, combatir los efectos nocivos en la piel con cuidados específicos, no solo mejorará nuestro aspecto físico, sino que lograremos retrasar el proceso del envejecimiento.