Que si el pelo se me encrespa, las puntas se me abren, las mechas se tornan de color amarillo y verde… son muchos los efectos que tiene el verano y el sol sobre nuestro cabello. Y es que, el exceso de calor, el agua de la piscina o en la playa, hacen que nuestro cabello se deteriore con mayor facilidad.
A continuación te explicamos por qué ocurre y te damos unos tips para ponerle solución.
El pelo se encuentra protegido por una capa de lípidos y agua que envuelve la superficie y lo protege. La parte más externa del cabello está recubierta por «escamas que van selladas entre sí». Cuando el cabello está castigado, esas «escamas» pierden la unión y se abren, esto hace que el interior quede expuesto y aparece la deshidratación del mismo, volviéndose más frágil y quebradizo.
Además, el cloro de las piscinas, la sal del mar, el viento, la arena, y el exceso de humedad también contribuyen a la degradación de la melanina y la decoloración, siendo más evidente en medios y puntas. Cómo consecuencia el cabello se torna poroso, seco, sin luz y más quebradizo.
Cabellos con más riesgo.
Son más susceptibles de sufrir estos daños las personas que se han realizado decoloraciones, tintes o tratamientos que debilitan el cabello y que alteran su manto de agua y defensa natural, también los más claros y, personas que utlizan productos con parabenos.
Cómo prevenir antes de curar.
Protección solar también para tu melena. La radiación solar reducen la flexibilidad de la cutícula del pelo por la desnaturalización de sus proteínas debilitándolo.
Lava tu melena después de los baños en piscinas y la playa con un champú que elimine los residuos de sal y cloro (responsables de la modificación del pH del pelo y cuero cabelludo. Aclarar con agua fría, potenciarás el color y brillo de tu melena.
Por supuesto no te olvides de hidratar y nutrir. Evitarás el encrespamiento, será más manejable, lo verás suave y lleno de elasticidad y vitalidad