Ahora que llega el buen tiempo, se prevé una mayor exposición al sol, por lo que se recomienda protegernos también desde el interior con antioxidantes que tienen la función entre otras, de minimizar la formación de radicales libres causantes del estrés oxidativo.
- Carotenoides: Pigmentos orgánicos vegetales (tienen color amarillos y rojos). Ejemplo: La zanahoria, naranja, tomate, níspero, maíz…
- Polifenoles: Son compuestos de origen vegetal. Se encuentran en uvas, moras, cebolla, aceite de oliva, manzana, cítricos.
- Vitamina C: No solo es uno de los más potentes antioxidantes, sino que estimula el metabolismo cutáneo y la formación de colágeno. El ácido ascórbico es la señal que reciben las células para comenzar a producir colágeno, esta vitamina además, nos ofrece una gran biodisponibilidad. Lo encontramos en las fresas, cítricos, pimientos, mango, verduras de hojas verdes ( coles de bruselas, brócoli…)
- La vitamina E: Es capaz de preservar la función de la membrana celular y protegiéndola frente al daño oxidativo. Contienen esta vitamina: los frutos secos, el aceite de oliva, maíz…
Para protegernos del estrés oxidativo debemos evitar el consumo de tabaco y el alcohol, azúcares, harinas refinadas, proteínas de origen animal y grasas saturadas. Por el contrario puedemos añadir a nuestra dieta más frutas, verduras, pescados y legumbre…
No te olvides de:
Exfoliar. La exfoliación fortalece la dermis, aporta elasticidad y suaviza la piel, ayuda a eliminar las células muertas renovando así el estrato córneo.
Hidratar. Nos ayudará a mantener la humedad de tu piel y, reforzar su función barrera.
Proteger. La protección solar un «gran antiedad». La fotoprotección es fundamental ya que evitará el envejecimiento prematuro, la aparición de manchas, posibles quemaduras, así como otros daños causados por la radiación solar, en ocasiones irreversibles.