Tirantez, sequedad, descamación, rojeces… Seguro que habéis experimentado ya estas consecuencias propias del invierno, y es que las bajas temperaturas pasan factura notablemente a la piel y no basta sólo con abrigarse, sino que hay que mantener un aporte de nutrientes e hidratación adecuados para que nuestra epidermis pueda recuperarse y combatir los efectos del frío.

¿Sabíais que todo esto tiene su explicación científica?
En invierno, el frío provoca un estrechamiento de los vasos sanguíneos con el fin de proteger al cuerpo ante la pérdida de calor, lo que dificulta la oxigenación de las células de la piel y también reduce la secreción de las glándulas sebáceas, causando de esta forma la sequedad.
Las zonas más afectadas suelen ser aquellas más fina y expuestas, como las mejillas, los labios y las manos. La cuestión es que, principalmente en la cara, resulta un poco incómodo el hecho de tener que ponerse m
Uno de los factores determinantes a la hora del cuidado de la piel, entre otros como por ejemplo el uso de productos cosméticos, y tratamientos estéticos específicos recomendados por los especialistas, es la alimentación, empezando por una buena hidratación a base de agua (no bebidas azucaradas). Con una ingesta aproximada de unos 2 litros de agua diarios, nos aseguraremos una hidratación correcta y suficiente con la que poder reducir la tirantez y el envejecimiento prematuro.
También es conveniente incluir en la dieta alimentos con ácido oleico, presente en el aceite de oliva, y los llamados omegas, que encontramos en el pescado azul y frutos secos. Estas grasas, conocidas como grasas insaturadas, juegan un papel importante a la hora de la regeneración de la dermis y también poseen un importante efecto antiinflamatorio.
Respecto a las vitaminas, hay que hacer especial hincapié en las vitaminas C y E, ambas con capacidad antioxidante. La vitamina E evita la acumulación de radicales libres y la podemos encontrar en cereales integrales, aceite de oliva virgen, frutos secos y vegetales de hoja verde. La vitamina C, además de su acción antioxidante, interviene en la producción de colágeno, haciendo que nuestra piel tenga un aspecto mas terso, luminoso y un tono uniforme, retrasando los signos de la edad; la podemos encontrar principalmente en cítricos.
Tampoco debemos olvidarnos de las vitaminas del grupo B, presentes en la mayoría de los alimentos de origen vegetal y en los de origen animal. Este grupo tiene una gran influencia sobre el estado del cabello, la piel, mucosas e intervienen en los procesos de renovación celular.
Todos estos alimentos es posible incluirlos en una dieta sana y equilibrada que junto a la actividad física además de proteger nuestra piel del frío nos prevendremos también del exceso de peso. Así pues… cuidarse desde dentro nos ayudará a tener una aspecto impecable por fuera . Comienza a cuidarte desde el interior y di adiós al aspecto cansado, áspero y deshidratado.