La huella estética se trata del impacto sobre la piel a medio y largo plazo que ocurren tras la aplicación de los tratamientos médico-estéticos y/o cirugía plática.
Si te has realizado alguna vez un tratamiento estético ya cuentas con esta huella, que no siempre es mala o perjudicial.
Éste es un concepto relativamente nuevo y, podemos dividirlo en:
Huella estética negativa:
Por ejemplo si inyectamos una cantidad excesiva de producto, abusamos de estos sin respetar los tiempos mínimos recomendado por el laboratorio o el profesional médico , es más fácil causar una transformación permanente no deseada a largo plazo.
Huella estética Positiva.
Cuando el tratamiento y el producto empleado se adapta a las necesidades y características del paciente y el resultado es natural y sin causar perjuicios para el paciente.
La clave.
La clave siempre está en acudir a profesionales expertos, con experiencia en el sector, que empleen productos de calidad, adecuado a las características del paciente. Así, evitaremos siempre una huella estética negativa.
Para lograr un resultado natural, dinámico y armónico, es necesario personalizar al máximo cada tratamiento, estudiando de forma individualizada cada caso particular, pues no hay dos caras iguales, no hay dos tratamientos iguales. Estamos hablando de realizr un abordaje adecuado para unos resultados duraderos, saludables y reales con base científica y lógica.